Un gran estruendo, precede una fuerte sacudida, no es el fin del mundo, aunque lo parece. Es el inicio de una vida nueva, o eso leí en alguna parte. También, alguien me dijo una vez, que el momento más oscuro de la noche es justo antes de salir el sol. Alguna mañana, bien temprano, me detuve a mirar el cielo para contemplarlo. Y ese estruendo, esa sacudida y la inmensa oscuridad es algo bello, doloroso y sobrecogedor al mismo tiempo, como cualquier explosión.

A veces, en esos momentos en los que todo salta por los aires y la vida dentro y fuera se rompe en mil pedazos, es necesario emprender un gran viaje: al centro de una misma, ese lugar esencial que, como en el centro del huracán, es el único lugar que permanece en calma. Un camino hacia el reencuentro, a buscar los pedazos, para recomponer y reinventar la historia, la de una misma. Esta exposición, recompone «los pedazos» y los conecta. La muestra recoge una selección de obra creada entre los años 2019 y 2020. Un preludio. Una invitación a: retornar a una misma. Buscando un lugar para la quietud, para recalibrar el rumbo. Una invitación a crear una vida mejor.